18 de noviembre de 2016

Lo aprendi viajando



Hace un ratito, en un grupo de chat con amigos (hoy muchas cosas pasan en grupos de whatsaap)  dije lo que ya he afirmado muchas veces que trabajaba para viajar, que vivía sin sufrir pero sin tanto lujo porque para mí viajar era mi forma de vida, mi sueño: pisar al menos el 50% del mundo. Soy extremadamente afortunada de poder viajar. Muchos me preguntan porq viajo… viajo porq me gusta, porq es un sueño que elijo cada día: recorrer el mundo. Dije que viajando había aprendido quizás más que en la escuela. Fue entonces que uno me pregunto: -“viajar es lindo, relax puro, fiesta, salir de la rutina pero no entiendo porque lo llamas escuela?” Trate de explicárselo en resumidas cuentas pero fue tan resumido que Mejor lo digo por acá también… Intentare relatar tan solo algunas cosas que aprendí viajando….
Trabajo, ahorro y viajo!
Sin duda, viajar me enseño a ordenarme, a marcar prioridades, ya que para viajar a veces necesitamos un poquito de capital y entonces me hizo aprender a ahorrar. A darme cuenta que necesitaba y que no. Que era importante, que necesario y que imprescindible. Yo sé que prefiero ahorrar para una excursión o un viaje que para zapatos y ropa nueva. Hay gente que ahorra para tener el coche de sus sueños, su casa, ropa de moda. Yo ahorro para comprarme los mejores recuerdos.
Viajar me enseño a creer en mí, creer que puedo hacer eso que quiero, que con esfuerzo, ganas, dedicación y trabajo se llega a las metas…
Una de las cosas que más se aprende viajando es a reconocer sabores, personas, banderas, estilos de vida, vivir diferentes culturas y costumbres, y en eso mis queridos, en eso ya te haces una escuela. Aprendes que se puede confiar, aprendes en quien confiar, que probar y que no.  A quien aceptarle un aventón y a quién no. Aprendes sin duda a conocer la mirada de la gente. Hay gente buena y mala en todos lados.
Viajando te casas un poco con cada país al que visitas, porque algo te compra, te enamora, y entonces ya no podes creer lo que te muestran en los diarios, en lo generales que son cuando hablan de tal o cual lugar... porque no hay nada mejor que vivirlo en carne propia, el resto que la cuente como quiera.
Vas aprendiendo que lo que realmente importa no se compra con dinero y que a veces los seres humanos nos llenamos de excusas. Siempre suelen decirme “que suerte tenes de podes viajar”, y mi respuesta automática es: “vos también podes hacerlo”, entonces empiezan, que tengo que pagar el auto, que con los niños ya no puedo, que quien va a cuidar la casa…. Mil excusas terrenales. it's all about choice Si queres se puede, los niños se adaptan a los viajes… el auto hoy esta, mañana no… y tu vida seguirá sin más… todo es cuestión de las decisiones que tomes, de lo que quieras, lo que elijas. Pero no vale decir NO PUEDO POR…
Viajando comprendes que a veces la sociedad te marca como ser, que decir, como vestirte y sabes qué..? no  estamos en el mundo para conformar a otros, ni para seguir los moldes que la sociedad te impone, así que vestite como quieras, come lo que te guste a la hora que te guste, hace el ridículo tengas la edad que tengas, equivócate, proba cosas nuevas, retráctate, compórtate.. DISFRUTA, moríte de risa: SE FELIZ.
Viajar te abre la cabeza, a veces te la parte en dos, te rompe los moldes, te sacude. Es que viajando entendí que cada ser humano tiene su realidad y que hay mil millones de realidades que son muy similares o netamente diferentes a la mía y que es MUY necesario ponerse en el lugar del otro. Sin juzgar, respetando, amando. Que quizás lo que un país se enseña como educación en otro es falta de la misma.
Aprendí de idiomas, de historia, de geografía, de comidas típicas, condimentos...
Aprendí de extrañar a la familia, de lo rica que es la comida de mamá y que la Coca Cola no es igual en todo el mundo.
Aprendí que a la hora de lo dulce a veces se puede extrañar el alfajor y el dulce de leche.
Aprendí que todo se acomoda, que nunca estamos solos, que seguramente habrá cosas que salgan distintas a como las planeamos pero que no es el fin del mundo, que siempre hay una segunda opción y que sin duda, ese imprevisto se volvió una anécdota, una historia que contar muchas veces recordada a carcajadas. Aprendí a relajarme y a disfrutar del viaje, que un colectivo y el tren vuelven a pasar y otro avión va a salir.
Aprendí a viajar sin miedo. La gente te va a llenar la cabeza con miedos infundados, “te vas a enfermar y que vas a hacer”.. “ y si te roban,”... “te van a secuestrar” “ ojo donde te metes, vos viste que peligroso se vive hoy” El miedo es sin duda el enemigo del viajero. Yo sé que nunca viajo sola, llevo a Dios conmigo donde voy, y nada malo va a pasarme. Así que aprendí a ser cuidadosa, a dominar y controlar esos miedos que te quieren imponer para que no lo hagas.
Aprendí que los viajes curan, sanan!y me ponen de buen humor.
Aprendí que por más que suba la mejor foto o que escriba el mejor relato nada podrá explicar del todo lo maravilloso que es la creación de Dios. Nada podrá explicar lo especial de tal lugar y lo afortunada que soy de poder verlo, sentirlo, tocarlo.
Sé que solo he visto una pequeñita parte del mundo pero he aprendido mucho de él, y seguiré aprendiendo. Estas son tan solo algunas de las tantas cosas, las que se me vienen ahora a la mente, pero fundamentalmente uno nunca termina de aprender… hay un dicho que dice, “no te acostarás sin haber aprendido algo nuevo”. Creo que eso es exactamente lo que pasa en los viajes, todo nos puede enseñar, de todo y de todos podemos aprender
Hay todavía mucho mundo allá afuera que me espera y no pienso faltar a la cita porque siempre voy a preferir acumular millas a bienes!